Casi todos hemos oído hablar de la famosa Isla de plástico. Un vertedero flotante del tamaño de Estados Unidos formado por las corrientes del Pacífico que lleva a que gran cantidad de desechos, principalmente plásticos, acaben unidos formando una isla gigante.
Esta cultura impuesta del usar y tirar está sustituyendo muchas especies naturales por plásticos. No hay más que pasearse por una playa en invierno, el mar acaba vomitando cosas inverosímiles debido a atracones que provocamos las personas. Duele verlo. Y duele más profundizar en esa dinámica y lo que supone. Sólo en España generamos 51 millones de envases cada día. Plantearse prescindir de plásticos no es una tarea nada sencilla, el mercado está hecho para y por su presencia, al fin y al cabo es un negocio más relacionado con el petróleo. Reducir y reutilizar deberían tener su lugar mucho antes que reciclar.
La cultura del envoltorio, de la no planificación, de la imagen, del dinero. Comprar unos snacks, frutos secos, galletas, cereales,… plásticos. Comprar productos de limpieza, sean o no ecológicos, leche, o zumos,… plásticos en sus diferentes formas. Yogures, …plásticos. Los dichosos vasitos, platos y cubiertos de un sólo uso, más plástico absurdo.
Parece que una de las claves para huir de esta invasión es intentar tirar por opciones artesanales, ya sea hechas por nosotros, o compradas: repostería casera, comprar a granel, mercados locales, grupos de consumo, etc.
En mi camino a la reducción drástica de plásticos en mi vida personal, éstas son parte de las opciones que se me van ocurriendo:
– Cuando me apetece un café para llevar: intento ir con un tarro de vidrio en el bolso y me lo llevo cerrado con su tapita de rosca. Si no lo tengo, pido prestada una taza y la devuelvo luego. La confianza y la cercanía de los negocios es parte de esta cruzada. (Por supuesto, ya ni cabe mencionar el café e infusión de cápsulas).
– Llevo tiempo sin usar botes de gel y de champú. Para ello sencillamente uso jabón en pastilla, que lo hay también para cabello. La gente apañada lo hace directamente en casa con aceite usado, yo aún no me he animado a dar ese paso y compro pastillas ecológicas, mejor para el cuerpo, para las tuberías y para el lugar en el que acaban los desechos. Sabiendo hacer jabón con aceite usado, ya tienes productos de limpieza para el cuerpo, para las manos, para la lavadora, para los platos y para la casa. Los hay sólidos y líquidos. Si el que tienes es sólido, lo rallas y ya vale para el cajón de la lavadora.
– Mi consumo de yogures hace unos años era bastante alto. Empecé a darme cuenta de las torres que se podrían formar de vasitos de yogur en un mes, y llegué a la conclusión de que era un capricho sin mayor importancia. Ahora no como yogures ni los echo en falta. Si me apetecen, compro alguno que viene en cristal, y también está la opción de hacerlo en casa (yogurteras y demás).
– Si sé que voy a hacer la compra, me llevo el carrito desde casa. Y por supuesto, llevo siempre bolsas de tela o de plástico en el bolso por si cae alguna compra o contenido inesperado, no ocupan nada tampoco en un bolsillo. El pan se conserva mil veces mejor en tela, comprobado.
– Cada vez existen más posibilidades de comprar a granel legumbres, frutos secos, harinas, especias, cafés, tés y muchos otros productos. Es tan fácil como llevar tu propia bolsa; ya luego lo colocarás en el bote apropiado en tu casa.
– Agua. Por supuesto. Cuando voy al cine, a la playa, a hacer un viaje, a un curso, lo que sea, llevo el termo o cantimplora con agua. Se conserva mejor su temperatura, ahorras, no se va degradando su interior como pasa con las botellas de plástico. Para los peques también me parece la mejor opción. Y valen para lo que queramos, sopas, gazpachos, zumos, café o té… incluso los hay para comidas, algo más anchos.
Me parece tan irresponsable en un país como España donde en la mayoría de las ciudades se puede beber del grifo, comprar una botellita para un solo uso… si lo piensas realmente, es terrible, como cualquier otra forma de usar y tirar. Dentro de esta necesidad de usar agua embotellada, lo menos malo son los bidones grandes que dan para varios rellenos. Ya es momento de implantar de nuevo los sistemas de depósito y retorno de envases, y de poder volver a rellenar nuestros recipientes.
– Para los ciclos menstruales también existen otras opciones que no conllevan los absurdos aplica-tampones de plástico (sin el aplicador nos apañamos!) o la barbaridad de compresas de usar y tirar con todos sus compuestos. Cuesta un poco pensar que todos esos residuos le vengan bien a una parte tan delicada de nuestro cuerpo. Las alternativas son las compresas de tela lavables: son más cómodas, se lavan, duran más, irritan menos; y la copa de silicona: se le pasa un agua y jabón y lista.
– Para limpiarse o desmaquillarse la cara: toallas de algodón que ya no uso, recortadas. Da para varios usos y cuando ya está sucia, la lavas junto con el resto de la ropa.
– No soy muy dada a comprar embutidos y quesos, pero me parece que la mejor manera es llevar directamente un taper, o un envase donde lo vayas a guardar en tu nevera. Lo mismo con carnes y pescados. Así evitamos las bandejitas de poliespán y otros residuos más. Esto es más fácil si son charcuterías o negocios de barrio o cercanos, donde ya te das a conocer tú y tus pequeñas manías.
– En los bares o restaurantes suelo pedir jarra de agua del grifo (si está bien), cosa que no suele gustar a todo el mundo, aunque si estoy consumiendo otras cosas, ya sean menús o platos, no me parece que sea grave no pagar también el agua. Si no es posible agua del grifo, pido de botella de cristal u otras bebidas con preferencia en cristal. ¿Por qué? Porque la mayoría de empresas que distribuyen a hostelería, te devuelven dinero si devuelves los cascos, que volverán a utilizar para rellenar (una especie de sistema de retorno de envases privado).
Como gallega que soy, estoy bastante en desacuerdo con los nuevos envases de plástico que ha instaurado Cabreiroá en sus aguas. ¿Qué necesidad hay de dar plástico en un bar habiendo la posibilidad de reutilizar un vidrio? Negocios, imagino…
– Evitar vasos, platos y cubiertos de usar y tirar. No tiene ningún sentido gastar estas materias primas para hacer productos que después de un único uso acaba en la basura. Hay muchas opciones para hacer picnic, fiestas o viajes. Metales, maderas, vidrios, etc. Los de papel tampoco me convencen porque siguen siendo de usar y tirar.
Éstas son algunas ideas. Iremos añadiendo más. Es más fácil de lo que parece y muy satisfactorio ver que podemos marcar las reglas de nuestro consumo si queremos. Dejo este enlace con más ideas: http://ecocosas.com/eg/abandonando-el-plastico/
No sé qué nos creemos en España y en la Unión Europea con respecto a EEUU y Trump.
Viñeta de Quim Sosa
En España ganó por mayoría un partido que no se etiqueta como negacionista del cambio climático, pero sí con sus hechos, decisiones y posturas no hace más que ir en contra del medio ambiente. Prospecciones en uno de los Parques Naturales más importantes del país, Doñana; impuesto al sol que no es otra cosa que un refuerzo negativo a los intentos particulares de generar una energía alternativa y natural; potencian y permiten las subidas abismales de los precios de gas natural, mientras acorralan el resto de energías para garantizar el monopolio de la primera; no existen políticas ambientales como tal, no somos pioneros en este campo sino más bien al contrario, somos pioneros en pobreza energética y con todo lo que tenga que ver con negocios con grandes multinacionales relacionadas con el petróleo, ahí estamos para fomentarlo, aunque suponga desmontar la tierra entera para acabar con la última gota.
Cada vez más muertes por contaminación por coches y fábricas, y no existen medidas universales para esto, sólo gente echando espuma por la boca por aquéllos que osen tocar su transporte particular, aunque sus hijos mueran un día con los pulmones ennegrecidos y sin haber conocido un bosque.
Y los plásticos. Otro hijo del petróleo al que cuidar como un hijo al que quieres.
Nos creemos modernos, progresistas, tolerantes. Y que exista un ser tan abiertamente maquiavélico como Trump nos hace sentir mejor personas, en parte aliviadas por lo que tenemos aquí, y en parte aterrorizadas por las consecuencias que vendrán cuando el gigante se ponga en marcha con sus nuevas políticas.
Pero aquí en España o en la Unión Europea ningún dirigente presume de ser algo malo, sólo en silencio levantan vallas en las fronteras de Ceuta y Melilla, levantan muros de militares, y disparan a personas que se están ahogando por intentar llegar a una tierra que les han vendido como mejor que la suya, y que seguramente, y a pesar de la xenofobia, el clasismo, y la destrucción de valores, finalmente lo sea.
Somos cómplices de las 5000 personas muertas en el Mediterráneo.
Somos cómplices y culpables de la situación a la que se enfrentan millones de refugiados sirios en campos de refugiados, considerados otra clase. Pero aún así, esta complicidad sólo ha servido para crear una ola de xenofobia que se está apoderando de los países europeos en forma de partidos y de movimientos de odio potenciado por los medios de comunicación.
La hostilidad, la falta de empatía, quizás es el resultado último de un mundo cada vez más globalizado, sobreinformado, hipersensibilizado a ver muertes y sufrimiento, a ver cómo el asfalto, los pesticidas y la contaminación se van comiendo la naturaleza.
Por suerte, siempre habrá la otra consecuencia de todo esto, los movimientos sociales que buscan el cambio desde lo más pequeño para poco a poco ir haciéndolo más grande.
Tristeza allá donde las haya.
La trascendencia que lleva esto detrás, las consecuencias tan graves que tendrá y que nos afectará a todxs sin excepción, a los que no lo hemos elegido, a los que han considerado inteligente abstenerse y defender la anarquía o la incredulidad (que ha sido una forma cómoda en verdad de aportar también su voto), y hasta a los que lo han elegido, consciente o dementemente. Va más allá de ser español, de banderas, de merengues y de colores.
Cerraremos fronteras a refugiados habiéndose encontrado nuestros antepasados en la misma situación; seguiremos cultivando esa intolerancia al cambio, a lo diferente, el acercamiento a la xenofobia y a una violencia cada vez más presente en el lenguaje y en el día a día; el poder seguirá creciendo en manos de multinacionales, bancos y gente rica que vendrán con su autoridad física, económica y moral a imponernos sus condiciones laborales y a exigir más precariedad para poder seguir creciendo; los bosques arderán en verano, algunos por el calor, la mayoría por intereses apoyados a nuestras espaldas con esas leyes que priman los negocios por encima de los recursos naturales; seguiremos avanzando en esta cultura de usar y tirar, de generar residuos, de tirarlos al mar, sin impunidad, sin vergüenza, simulando desconocer todo lo que supone; apoyaremos leyes globales y todopoderosas que terminarán de envenenarnos a las personas y a la naturaleza; seguiremos con barra libre de barbaries ambientales, y las empresas verterán sin consecuencia como si descorcharan botellas de champán, barra libre también para ellas; la cultura, que nos alimenta el espíritu y la mente, seguirá muriendo lentamente, y así seguiremos muriendo lentamente nosotros sin saberlo, cada vez con menos sentido común, menos sensibilidad hacia la vida y más sumisión y esclavitud a lo que nos imponen.
Y por supuesto, y más que nunca, nos seguirán robando porque hemos reforzado muy positivamente esa conducta, les hemos dicho que nos gusta ese estilo, nos gusta que no piensen en nosotros, que se repartan el premio entre los de siempre. Eso por favor, antes de que venga gente normal y organizada, a intentar cambiar el rumbo del país. Gracias que habéis parado a los rojos, venezolanos, iraníes, promotores de rupturas nacionales y europeas, tiranos dictadores, gracias por habernos parado a nosotros, que éramos los que formábamos esa tiranía del cambio. La ignorancia, tan atrevida como siempre, tan paleta como el azul de este país.
Por suerte hoy habrá fútbol y gritaremos y jadearemos con la mente en blanco, con un sonido de fondo, un pitido uniforme y constante, imposible ya de reanimar.
Anoche miraba por la ventana y veía pasar a las golondrinas, los vencejos, los aviones. Levemente me consolaba su paso, me hacía pensar que la vida sigue. Pero entonces sentía lástima por ellos, especies como tantas otras a las que todo esto les pasará factura, muriendo también lentamente, sin haber tenido oportunidad a elegir, consecuencia absoluta de nuestras decisiones.
Nunca un partido presentó tan transparente y clara su negrura, y nunca tanta gente decidió aún así preferir lo malo conocido… la ignorancia y la manipulación de los medios nos mueven como títeres.
Desesperanza, aunque la vida siga, y los pequeños movimientos y luchas sean las que en el fondo nos han empujado siempre hacia adelante. Desesperanza, luto, duelo. Mi madre siempre dice, quien escupe hacia arriba… al tiempo.
Hace poco los medios de comunicación y parte de su público señalador con dedo índice y fácilmente escandalizable, sacó a la palestra un tema que queda habitualmente a la sombra, al formular una noticia «La CUP de Manresa contra compresas y tampax». La realidad de esta historia no es otra que buscar que las mujeres de Manresa puedan conocer a través de sus centros de salud y entidades que trabajan en educación sexual, todos los métodos que existen para hacer frente al sangrado y sus pros y contras.
Entonces, entre esas distorsiones elaboradas para crear la noticia, y el pseudo feminismo de algunas personas, el tema (en muchos casos bajo la expresión «en mi coño mando yo»), se convirtió en trending topic. «En mi coño mando yo y sólo faltaba que me vinieran a decir lo que hago yo con mi potorro».
«Porque soy una mujer libre, y como tal, usaré lo que me venga en gana, que bastante es ya tener que sangrar una vez al mes». Y toda la razón. Aunque dentro de todas expresiones, se perdió un poco el centro del debate y hasta parecía que la CUP de Manresa era un señor con corbata poniendo «reglas» a esto de la menstruación.
Imagen de Playground
Pero la realidad es que nos creemos libres como mujeres, y desde luego, yo nunca he tenido la opción de conocer con 11 años los métodos que existían para la menstruación, ni sus consecuencias para mi cuerpo y para la naturaleza. Son las grandes marcas especialmente las que sí se han beneficiado de su monopolio al conocer aparentemente todo sobre nosotras y no a la inversa.
Nunca me han gustado los aplicadores de tampones, ni me han parecido fáciles de usar, quizás porque no los he sabido usar, curiosamente. Pero sobre todo, porque no podía comprender tanta descarga de residuo gratuito generado directamente para acabar en la basura y en el mar sencillamente para evitar que nosotras, las mujeres, evitemos porelamordedios tocar esas cochinadas que tenemos ahí abajo, lo que a su vez implica que desconozcamos nuestro propio cuerpo y contactemos con él. El aplicador siempre me ha tenido cierto sentido estupidizador.
Todo esto. Y las nubes. Los perfumes exquisitos. Los colores preciosos. Los complementos varios que incluyen envoltorios atractivos con aspecto delicioso (y que aún así escondemos en cualquier sitio no vaya a ser que descubran el sucio secreto). Todo esto ha ido creando una cultura de tabú en torno a la menstruación, que ha permitido por ejemplo que se impongan estereotipos relacionados con la visión del carácter de las chicas en esos momentos, por encima de todo lo demás.
No niego que compresas y tampones hayan venido muy bien en muchas épocas, culturas y sociedades. Pero una vez aceptado esto, también hay que aceptar que hay que evolucionar y adaptarse con flexibilidad a estos avances que muchas veces caducan como tal. En el momento en el que estamos, no podemos seguir a este ritmo de consumo y desecho, usar y tirar, encontrando ya en este presente los efectos que están teniendo en el planeta, y como habitantes del mismo, en nuestra propia salud. Puedo entender que en nuestra realidad individual cueste transformar nuestros comportamientos y hábitos en una mirada más global en la que sumemos todo lo que hacemos en un año, o todo lo que hacemos todas las personas en nuestro país en un sólo día. Eso sí merecería un escándalo, un abrir la boca y un cabrearse, y un juzgarnos por asumir ese tipo de hábitos sin plantearnos al menos un cambio al mes.
Imagen de El Mundo
Este genial artículo de Cristina de Fina en Diagonal es altamente recomendable y aporta además datos interesantes y necesarios: «Según una empresa española que fabrica copas menstruales, cada año se desechan en nuestro país casi 3.000 millones de tampones y compresas. Añadámosle los aplicadores y envoltorios de plástico de cada tampón de última generación. De acuerdo con la lógica de mercado, a más sofisticación del producto, precio más alto y más basura inútil». Vivo en una ciudad con mar, y encontrarse todo esto por la playa en invierno, o flotando en el mar en verano, no es plato de buen gusto. Pero no es todo una cuestión de estética o de limpieza; gran cantidad de especies marinas (véase ballenas, aves, peces grandes, etc) se alimentan sin ser conscientes de este tipo de residuos sin degradar, y mueren atragantados o intoxicados. Y mientras los desechos se van degradando y convirtiendo en partes más pequeñas, en microplásticos, acaban también ingeridas por otro tipo de especies, como si fuera pláncton. Ahí es donde ya entra en nuestra propia cadena alimenticia, y terminamos comiéndonoslo nosotros/as.
Salud.
Está estudiado que además, presentan sustancias dañinas directamente para la salud. Por ejemplo, se puede ver más en este artículo de investigación del Equipo Interdisciplinario de Oncología de Buenos Aires: «Las dioxinas son un grupo de productos químicos “de desecho”, formados durante la combustión de productos químicos que contienen cloro, que se hallan presentes en el humo del cigarrillo, y en el algodón y papel blanqueados, entre tantas otras fuentes. Resisten los procesos de degradación presentes en la naturaleza y tienden a acumularse. Las dioxinas han sido establecidas como carcinógenos en humanos, si bien los mecanismos posibles son diversos e incompletamente comprendidos a nivel molecular. Las dioxinas interactúan con receptores celulares, y modifican el nivel de expresión de diversos genes. Tienen además efectos sobre la fertilidad, el sistema neurológico, y en altas dosis, efectos adversos neurológicos…
Dos preocupaciones importantes han salido a la luz en los medios masivos de comunicación, con referencia al uso de tampones que contengan dioxinas: el riesgo de endometriosis y el riesgo de cáncer. «
Así que, sí, en mi coño mando yo, y por eso, elijo enterarme bien y conocer todos los métodos para hacer frente al sangrado. Y además, abogo por exigir leyes que reduzcan esta producción ilimitada de residuos que sólo beneficia a multinacionales, empresas petrolíferas, y a grandes fortunas, y nos perjudica a todo el resto de seres vivos de este planeta.
Ilustración de P.nitas
Compresas y tampones clásicas: elijo no usarlas para no hacerle daño a mi cuerpo, y para no ser causante de millones de residuos.
Compresas de tela reutilizables: es una de las opciones que elijo, me implica cierto sacrificio sobre todo si no hace buen tiempo, pero son mucho menos agresivas para estar en contacto directo y tengo la enorme satisfacción de no llenar una bolsa de basura al mes de tampones, envoltorios, cajas, paquetes y compresas. Además, hasta en las instrucciones, te recomienda dejar a remojo y utilizar para regar la tierra de las plantas (oh, escándalo, cerdada… pero el mejor abono, seguro).
Copa menstrual de silicona: una buena opción cuando aprendes a usarla y a desenvolverte bien con ella a la hora de cambiarla fuera de casa.
Tampones de esponja y otros materiales reutilizables: no los he probado aún.
Compresas y tampones desechables pero sin toxinas y ecológicos: en caso de urgencia, ahí están, pero los desechos se producen igual.
Y entonces quiero aclarar, aunque sobraría decirlo, ya no se trata de que parezca que hablamos de las mujeres como las culpables de la destrucción del mundo por nuestras menstruaciones. Es esta cultura de usar y tirar, de la que formamos parte hombres y mujeres, la que está provocando esta destrucción, y de la que nunca me canso de mencionar. Hemos llegado a un punto en la que ya no valen pequeños cambios (incluso con el lema todopoderoso de que como consumidores podríamos cambiar el mundo entero), necesitamos leyes que vayan más allá y que nos cubran en salud y en medioambiente.
El 15 de octubre de 2011, mi madre, una mujer activa de 62 años iba paseando con la perra por un sendero que hay por debajo del parquecito de la playa de Matadero. No se sabe qué pasó, porque ni ella se acuerda, ni nadie la vio, pero cayó por las rocas desde una altura entre 5 y 10 metros.
La perra entonces empezó, según cuenta la gente, a ladrar subiendo y bajando las rocas hasta que finalmente llamó la atención de un grupo de gente que estaba en la playa y avisaron a la ambulancia.
Para nosotros, empezó un larguísimo camino que continúa a día de hoy. Mi madre tuvo que pasar un mes en la UCI luchando entre la vida y la muerte, con unas expectativas médicas muy negativas sobre su futuro.
Consiguió salir adelante, aunque con una lesión medular completa nivel D4-D5, lo que implica no tener ni movilidad ni sensibilidad de pecho para abajo: paraplejía. Poco a poco aprendimos a dejar caer un suspiro por sobrevivir, y otro por no haber tenido nada grave en la cabeza…
Así que pasó otros 7 meses más en el hospital, en la Unidad de Lesionados Medulares de A Coruña, una de las unidades públicas de prestigio de las que puede presumir el SERGAS y la sanidad pública española. No quisiera imaginar esa situación en otro país en el que hubiésemos tenido que pagar por esos 8 meses de rehabilitación, asimilación, y mejora de salud.
A esta situación tan dura, grave y difícil de aceptar a la que nos enfrentamos, principalmente ella, se añadió un punto que le daba mayor complejidad a la historia a nivel práctico: el tener que decidir entre todos cuál sería su vivienda a partir del alta del hospital. Dadas sus condiciones, parecía necesario tener que contar con 2 personas (o material de apoyo) para atender sus necesidades (levantarse y acostarse, cambios posturales cada 3 horas por la noche, sondajes, aseo, etc), además de buscar un piso adecuado en alquiler con los elementos necesarios: cama articulada, grúa, silla de ducha, adaptaciones varias de la casa, etc. Echabas cuentas y se iba muy lejos la cantidad mensual.
En el momento del accidente, mi madre se encontraba en unas situaciones vitales especiales y estaba en proceso de búsqueda de una vivienda de alquiler.
Así que tuvimos que elegir la opción de residencia de mayores mientras buscábamos otras opciones. Pero el Centro de Atención a Personas con Discapacidad Física ( CAMF ) de Ferrol, era sólo hasta los 65 y había lista de espera; las residencias más comunitarias de Coruña, no llevaban a personas con esos niveles de dependencia. Y no existían más recursos.
Las residencias de mayores, además de estar formadas por más de 100 residentes, están orientadas a la dependencia y no tanto a promover la autonomía. Es un golpe muy duro y repentino que te lleva a un cambio muy drástico en tu vida que puede costar años asimilar. A veces, verte tan «joven» en una residencia de mayores, añade mayor complejidad al asunto. Por mucho que aquí entre la perspectiva psicológica que prefieras darle, en ese momento no deja de ser una mala noticia más que con el tiempo aprendes a gestionar de otra manera.
Lo mismo pasa con esa gente que ha vivido toda su vida en una casa llena de escaleras, o los que aún no tienen lugar al que ir en esos fines de semana que permite la unidad de Medulares.
Así que nos dijimos «qué fácil sería si fuésemos multimillonarios» como en la película «Intocable». Luego, en una visión más realista y constructiva pensamos «qué fácil sería si se pudieran compartir los recursos con otras personas, manteniendo la intimidad».
El camino continuó, como siempre continúa de una forma u otra. Mucho pensar, muchas tormentas de ideas, experiencias, convocatorias,… y seguir hablando con gente diferente. Y de todo esto, y de otros muchos valores y principios en los que nos queremos mover en nuestra vida diaria, surgió Otra Forma de Vivienda: Viviendas Accesibles, Sostenibles y Comunitarias en A Coruña. A la que se sumaron personas (cada una con su perfil profesional), pero sobre todo personas diferentes que confiamos en hacer las cosas de otra forma.
Es la entrevista más especial que hemos realizado en filmoterapia, ¿la razón?,como si fuese el cuento de los cinco dedos de la mano, un hermano hace su primera película como actor, su hermana le hace la entrevista, el tercer hermano (ya no ha más hermanos) lo edita todo para filmoterapia, Leticia Dolera nos fascina a todos como directora, guionista y actriz…y vosotros os disfrutais de una de las películas españolas más inspiradoras y filmoterapeuticas de los últimos años. Más no se puede pedir.Esperemos que os guste!
Enhorabuena por la película “Requisitos para ser una persona normal”. Como hermana de Manuel Burque, decir que es un honor veros juntos actuar tan bien y desarrollar este gran trabajo, del que tendremos mucho que sacar y profundizar, no sin renunciar a un buen rato de humor y carcajadas.
Como psicóloga, me ha encantado que la película trata un concepto para mí delicado como es la “normalidad”. En psicología, y en muchos campos, algunas veces parece que lo que no entra dentro de la normalidad, de la campana de Gauss, pasa a formar parte de otras áreas (por ejemplo, la salud mental) que le dan la delicadeza al término y dan lugar a prejuicios, estigmas y etiquetas. Y vaya, ¿quién puede juzgar cuáles son esos verdaderos Requisitos para ser normal? ¿Os ha pasado alguna vez esto en vuestras vidas, que por no formar parte de esa normalidad que a veces define la sociedad, os habéis sentido juzgados, etiquetados?
Leticia Dolera. Sí. A mí me hacían Bullying en el cole.
Manuel Burque. Yo creo que en el entorno de lo artístico, la comedia, el cine… siempre hay veces que estás fuera de lugar, y eso provoca ansiedad. A veces me da la sensación de que en fiestas de cine parece que hay mucho nervio por encajar. Se lleva como se puede. Todos están nerviosos porque creen que los demás no lo están.
Y esto pasa también entre los cómicos. Se crea una competición por ver quién es más gracioso. Igual ocurre entre guionistas. Se intenta conseguir un estatus.
Así que en verdad es una contradicción, un intento por encajar pareciendo normal, pero a la vez, ser el más diferente.
M.B. Encajas siendo diferente. Al final los entornos te llevan a intentar adaptarte. Si eres diferente, es cuando puedes defender mejor lo tuyo y hacer cosas mejores, que es lo que ha hecho Leticia. Siendo ella única y especial con su peli, ha hecho una obra que está muy bien gracias a que ha querido hacer lo que ella cree, no lo que piensa que tiene que ser.
Para mí la película es una oda a esa imposición que nos hace la sociedad de algunos patrones de vida muy definidos como son tener pareja, hijos, casarse, hipotecarse, etc. Esto nos crea unas frustraciones de las que no todos llegan a ser conscientes. Se sienten intranquilos a lo largo de su vida, y muchos no llegan a saber que se encuentran encuadrados en estas imposiciones sociales, en estos Requisitos para ser una persona normal, y que quizás no cumplen, o que aunque los cumplan, no les satisfacen del todo.
M.B. Yo creo que es porque nos lo imponen como necesidades primarias. Entonces, igual que en la naturaleza si los animales no tienen alimentos o agua, se les activa la ansiedad para poder cazar o buscar líquidos., cuando estableces que tener pareja o tener casa es tan importante como poder comer, se activa una ansiedad fuerte y es porque no estás alcanzando esas necesidades impuestas.
L.D. Todo el rato, la publicidad te vende una imagen de persona de bien, joven, delgada, sonriente, con un buen coche,… te venden el pack completo. Ahora en verano, las revistas hablan de cómo lucir bikini, cómo vencer la celulitis, cómo ser una superwoman. ¿Y por qué no superman, o itboy?
Al final claro que te sientes frustrado, o como le ocurría a Manuel cuando estaba empezando a engordar para la peli, él veía que le empezaban a juzgar más y él mismo se sentía mal. Y eso que hablamos de temas “leves”, como estar gordo. Cuando son temas mayores, se complica la cosa.
¿Creéis que la gente es consciente de hasta qué punto estamos guiados y encaminados?
L.D. Yo creo que no, porque va todo tan rápido, estamos tan preocupados por cumplir todo esto, que no te da tiempo a planteártelo.
M.B. Y además es poner en duda tu cultura, es muy difícil ponerla en cuestión. Yo mismo me dejo afectar aunque intente ser racionalmente más libre.
¿Creéis que se puede llegar a ser consciente, y a decidir tomar las riendas y el control de tu vida y tener claro lo que quieres, saber diferenciar esa pequeña línea que separa lo que quieres y lo que te imponen?
L.D. Es más fácil llegar a eso si has tenido una buena educación emocional. Ahora creo que la educación está basada en el consumo, es una educación consumista. Si de pequeño no te marcan valores más allá de lo que tienes a nivel material, si no te enseñan a valorar los esfuerzos, entiendo que es más complicado. Hace poco vi un vídeo sobre educación emocional en el colegio, y les enseñaban a hablar, a diferenciar y a sentir sus emociones en casos normales de la vida cotidiana. Esto es clave, porque te marca el desarrollo, y cómo afrontar muchos momentos de tu vida. A veces llegamos a la vida adulta sin saber qué son las emociones.
L.D. Eso es fantástico. Y te hace no tener miedo a la vulnerabilidad, que se plantea como si fuera un defecto.
M.B. Y volviendo al materialismo, tiene una total relación con las metas. Somos una sociedad muy basada en sueños, en perseguir sueños con objetivos muy fuertes, y normalmente, materialistas, y que si no los consigues, te frustras y te sientes infeliz.
En “Requisitos…” me encanta porque Borja y María, los protagonistas, son personas normales, no destacan en nada exagerado, no tienen un gran sueño. Son normales en el mejor sentido de la palabra. Y eso es lo que hace que en seguida se den cuenta de las cosas pequeñas, lo emocional, lo que tienes al lado y en este mismo momento. Es como lo que decía Punset en una entrevista, que al final lo que hace más feliz a la gente es el amor, querer a alguien, no el dinero.
Cuando de niño te hablan de sueños, te los plantean siempre como material: ganar medallas. Sí, “¿qué quieres ser de mayor?”. Pues a lo mejor quiero ser feliz.
Con esa dinámica de pequeños, se acaba cortando un poco el pensamiento divergente y creativo.
Mucha gente va a consulta porque se encuentra intranquila, perdida, no saben definir bien su problema. Y resulta que es que llevan toda su vida poniéndose esas metas materiales: estudiar esto, lo otro, trabajar, conseguir una casa, un coche, éxito incluso… y cuando han ido marcando cruces a todo, de repente se preguntan, “¿y ahora qué?”. Y es porque ahora toca enfrentarse a uno mismo, aprender a vivir el presente y sobre todo a llevar a la práctica esta frase tan conocida que dice “la meta final de tu vida es el propio camino”.
M.B. Sí, y ahí es donde entra el Mindfulness, nuestro padre lleva inculcándonoslo desde hace años. Y es verdad, aprender a vivir cada momento sin expectativas es lo que te da la serenidad. Porque yo no creo en la felicidad, yo creo en estar bien y tranquilo en cada momento. Requisitos defiende eso, defiende el vivir el momento, ahí es donde es feliz María. Creo que esta película puede ayudar mucho a la gente.
El otro día una chica le dio las gracias a Leticia muy emocionada porque la película le había hecho sentirse muy identificada. Sólo cumplía un requisito de la lista, no tenía trabajo, acababa de volver a casa de sus padres, se sentía perdida y ver la película le había ayudado mucho. Sí, yo lo veo así. A mí me parece que esta película tiene puntos filmoterapéuticos importantes: por un lado, despierta conciencias, nos hace ver que estamos condicionados por la sociedad; y por otro, enseña a aceptar lo que tienes y no dejarte llevar por lo que se espera.
M.B. Gran parte del éxito es que es sencilla y va directamente al grano, activa conciencias. Leticia hace unas dinámicas en la promoción en las que pregunta al público, “¿cuáles son vuestros requisitos?”. Y esto hace a la gente pensar.
¿Cuánto hay de vosotros en la película?
L.D. De mí hay la sensación de no encajar, de no estar a gusto en tu piel, sentir que tienes que cumplir unos requisitos que los demás cumplen y tú no. Yo he hecho el viaje de María y me ha servido para recordármelo, y para reafirmarme que donde tengo que encajar es en mí misma, y no en lo que los demás esperen de mí. Siendo actriz es algo difícil de llevar. Pero al final lo importante es el éxito personal, saber quién eres, quererte como eres y vivir en paz. A veces hace falta tirar globos al aire, para vivir en paz.
M.B. Yo tengo de Borja inseguridades. Él las lleva mejor, aunque se las guarda más. Lo defiende todo con alegría y buen humor. Yo tengo un lado de dar más vueltas y verbalizar. Leticia, tú participaste hace muy poco en una campaña de sensibilización de FEAFES (la confederación de salud mental), que se llamaba “Queremos ser felices”. Tu frase era “Renuncio a intentar ser normal…lo mejor de mí es aquello que me hace diferente”. Qué casualidad, ¿por qué decidiste hacerlo?
L.D. Sí, yo pensé que era el destino, que me llevaba a estar diciendo esto. No puedo estar más de acuerdo con la campaña. Y encima, llevaba tres años trabajando en este proyecto que se basa justamente en eso. Manuel es un experto en el Eneagrama. Esto te ayuda mucho en el cine. ¿Has pensado qué números podrían ser Borja y María?
M.B. Sí, me ayuda mucho a trabajar mis personajes en los guiones. Borja podría ser un 7 y María un 5. María es muy excéntrica, no sabe estar en situaciones sociales y dice cosas que no debe, lo que le sale, y eso es muy de 5. Pero tendría que verlo mejor. Borja es optimista y alegre, es un entusiasta que busca el lado bueno de las cosas, aunque en crisis se lo guarde para que nadie se dé cuenta. Eso es muy de 7.
Hablemos de Filmoterapia: el cine como herramienta para la terapia y el desarrollo personal. Me encanta repetirme y mencionar la película “Vals con Bashir”, ambientada en la guerra del Líbano en los 80. El director Ari Folman consiguió mejorar su Trastorno de Estrés Postraumático que le había causado esta misma guerra en la que había estado años atrás. A través del desarrollo del film, mejoró síntomas como pesadillas, amnesias y muchos malestares.
¿Os ha ocurrido algo similar, habéis mejorado, os habéis desarrollado, etc a través de vuestras propias películas?
L.D. Cuando hice “Rec 3”, me tuve que poner fuerte, musculosa. Entrené muy duro, y con el entrenador hablábamos sobre los límites a nivel más mental que físico. Ahí encontré mi fortaleza. Mi personaje acaba sacando una fuerza desconocida de ella, y ese viaje también lo hice con ella; digamos que encontré mi sierra mecánica interior.
Como directora, me he pegado un viaje emocional cada vez que he rodado algo (cortos o este largo). En la localización técnica, tuve que enfrentarme a ejercer de líder. Yo sabía lo que quería pero tenía miedo de decirle a la gente lo que tenía que hacer. Por haber sufrido bullying, el papel de líder es un puesto que me da miedo de manera natural. Tuve que hacerle frente y supuso para mí un crecimiento personal muy fuerte, porque el director tiene que tomar las decisiones y tener la valentía de decir qué tienen que hacer y conseguir inspirarles. Ese viaje con esta peli, ha sido más largo y más intenso.
M.B. A mí no me ayuda mucho crear porque me mete en sitios que supone enfrentarme a problemas variables. Quizás porque aún no he podido hacer algo que me exponga de verdad a algo de mi vida que quiero desarrollar, ahí sí me supondría un crecimiento. Eso sí, ahora he aprendido a no tener expectativas, y me imagino un botón muy grande en un teclado de un ordenador donde pone ACEPTAR, y me imagino apretándolo. Así dejo de dar vueltas a las cosas. Es como mi sierra mecánica.
Nos ha encantado ver a la pandilla de amigos con discapacidad (lo positivo es que queda como totalmente secundario). No es habitual en el cine ver estas escenas de vida normal sana y de ocio. Parece que quisiste jugar con esto.
L.D. Sí, al final son los que parecen más normales y enseñan a vivir mejor la vida. M.B. Es el personaje más natural y que más se acepta a sí mismo y es positivo porque hace eco de cara a los demás. De hecho hay una frase clave que le dice el hermano “¿Y por qué quieres ser normal”?.
Nuestros lectores querrán conocer vuestro repertorio filmoterapéutico en las siguientes categorías: RÍE: M.B.“Requisitos para ser una persona normal”/ L.D. “Requisitos para ser una persona normal” LLORA: M.B. “Una cuestión de tiempo” / L.D. “Beginers” GRITA:M.B. “Funny Games” o “El Cazador” / L.D. “Los puentes de Madison” IMAGINA: M.B. “Punch Drunk Love”/ L.D. “Big Fish” CORRE:M.B. “REC”/L.D. “Plácido” REFLEXIONA:M.B. “Una separación”/ L.D. “Rec” o “Rec 3”
¿Qué otras terapias usáis en la vida cotidiana para estar bien?
L.D. Relativizar y hacer deporte. La química de la felicidad, existe. Las endorfinas me dan paz y alegría. Voy a correr y me siento mucho mejor, me da alegría.
M.B. El humor.
L.D. El cine, además de todas las emociones que te hace sentir, te ayuda a conectar contigo mismo y con los demás. La empatía te hace sentir bien. Y hace que te sientas reflejado. Aunque también hay películas dañinas, que desensibilizan.
M.B. El cine te hacer aprender a ser más tolerante. Siempre hay cosas que el guionista te da como un espacio de reflexión. Me gusta el giro que ha pegado Pixar, que siempre intenta abrir mentes. Tiene un punto que trabaja mucho el ver los conflictos desde distintos puntos de vista, va en armonía con Requisitos. Os recomiendo “Hero 6”.
Os animamos a todo el mundo a ver “Requisitos para ser una persona normal”, y dejarse llevar por esa anormalidad que llevamos dentro, y lucirla tan bien y de manera tan normal como lo hacen María y Borja (y sus intérpretes Manuel Burque y Leticia Dolera), y por supuesto, el resto de personajes de esta historia tan especial. Os sentará filmoterapéuticamente bien.
Y ya cuando paréis, preguntaros hacia adentro, ¿cuáles son vuestros requisitos para ser una persona normal? Y si queréis, responded a la pregunta sustituyendo la palabra normal por “como quiero ser”. Será mucho más fácil.
Compartimos este artículo de Ecologistas en Acción, es hora del cambio, dijo alguien hace 100 años… Basta ya de consumir egoístamente, basta ya de jugar a que controlamos el mundo. Sólo somos hormigas expuestas a cualquier pisada o accidente. Respetemos el lugar donde vivimos, los recursos naturales de que disponemos, y seguramente así nos podamos respetar más a nosotros mismos.
Hay opciones ante las compresas y pañales de usar y tirar. Pasaron milenios antes de que se crearan, y todo fue bien y mejor. Se trata de ser consciente, organizarse, y hacer a veces un esfuerzo.
De todos los objetos no reciclables que usamos, los pañales y las compresas de un solo uso son los que generan más cantidad de residuos en el planeta.
En España se desechan unos 1.000 millones de pañales al año, que generan unas 172.000 toneladas de residuos no reciclables [2]. Además, los pañales de un solo uso conllevan un proceso de fabricación muy contaminante debido al tratamiento de sus componentes:
Algodón: el cultivo de algodón es el octavo con más extensión de toda la superficie cultivada del planeta y el que más pesticidas usa, siendo algunos de ellos muy tóxicos no solo para el bebé sino sobre todo para quien los aplica (un 10% de las enfermedades mortales a nivel global se deben a intoxicaciones por pesticidas). Además, buena parte de este algodón es transgénico.
Celulosa y viscosa: la celulosa se extrae cada vez más de plantaciones de pinos de crecimiento rápido que empobrecen la fertilidad de la tierra. Las plantas de producción de celulosa contaminan mucho el agua, sobre todo por su proceso de blanqueo, y producen muchas emisiones al aire.
SAP: el SAP o polímero súper absorbente es, de todos los componentes de los pañales, el que tiene mayor impacto medioambiental en contribución al efecto invernadero, al agujero de la capa de ozono, a la lluvia ácida o a emisiones de metales pesados.
Efectos sobre la salud
Algunos bebés tienen alergia a los pañales de celulosa o bien a los productos químicos que se utilizan en ellos. También los perfumes que se incorporan pueden causar problemas respiratorios, entre otros.
A nivel práctico, los bebés que utilizan pañales de un solo uso suelen tardar más en controlar los esfínteres ya que no se sienten casi nunca mojados, y por lo tanto suelen llevar pañales durante más meses. Por el mismo motivo, los culitos de los bebés se irritan más fácilmente ya que, al cambiarse con menos frecuencia, están más tiempo en contacto con los pañales húmedos.
¿A quién damos poder económico?
Cuando compramos los pañales de las marcas más conocidas como Dodot, estamos alimentando la facturación de Procter&Gamble (P&G), una de las multinacionales más poderosas del mundo. A ella pertenecen las marcas Ariel, Fairy, Don Limpio, Pantene ProV, H&S, Gillette, Oral B, Duracell, Eukanuba… entre otras, y forma parte de varios de los lobbies más importantes (es decir, tiene una gran influencia política).
Alternativas: ventajas de los pañales de tela
Con los pañales reutilizables, la piel del bebé respira mejor, no se calienta tanto y no sufre tanto roce en comparación con los pañales de un solo uso.
En cuanto al coste de los pañales que utilizará un bebé a lo largo de dos años y medio, el de los desechables oscila entre 900 € y 2.000 €, mientras que en el caso de los de tela puede ser entre 250 € y 500 €. Además, los pueden usar varios bebés.
Es importante que, si decidimos utilizar pañales de tela, mantengamos alto nuestro nivel de conciencia medioambiental e intentemos minimizar el impacto de su lavado, aprovechando al máximo la capacidad y la eficiencia de las lavadoras y usando detergentes ecológicos.
Hoy en día, existen multitud de marcas de pañales de tela ecológicos que podemos encontrar fácilmente por Internet o en algunas tiendas físicas. También podemos crearlos nosotros mismos con telas que tengamos en casa, o comprar telas ecológicas y personalizarlos a nuestro gusto.
Hace poco hablábamos de pequeños granitos de arena que nos llevan a reducir el consumo de plásticos en nuestro día a día. Esto forma parte de consumir de una manera responsable.
Pero aquí entran conceptos más profundos que tienen que ver con el ser consciente, ya no sólo de tu cuerpo y de tu vida para vivir mejor, sino de tus hábitos y costumbres. ¿Sabemos de dónde vienen las cosas que usamos?
Sobre el vestir. Desde siempre me he sentido de alguna manera sensibilizada con el tema de la ropa. Inicialmente porque teniendo una madre bastante compradora de moda, lo pasaba muy mal cuando la acompañaba por verla comprar tantas cosas que, tal como yo lo veía, ya tenía en casa…
Poco a poco, además, fui incluyendo en ese malestar, irme enterando de las prácticas que llevaban las empresas para fabricar la mayor parte de la ropa: países en desarrollo, fábricas a medio caer, condiciones vergonzosas, menores, explotación laboral… Primero, y hace ya décadas, empezaron a conocerse estos hábitos de la mano de Nike, Adidas y demás. Y a día de hoy, se conoce muy abiertamente, sobre todo después de varias tragedias evitables en las fábricas de multinacionales tipo Inditex (Zara, Stradivarius, Lefties, Massimo Dutty, Zara Home, Uterque, Oysho, Berska, etc), Primark, Mango, H&M, Blanco, El Corte Inglés,…
Son empresas terribles, pero lo peor de todo es que somos cómplices de todo esto porque son las tiendas donde a saber qué porcentaje de gente compra en ellas su ropa. Y se nos hace difícil encontrar salidas, muchas están camufladas en chinos, mercadillos y otras tiendas más pequeñas que acaban trayendo sus pedidos de lugares parecidos.
Está la opción de marcas independientes, donde son diseñadores/as que diseñan su propia ropa, algunos llegan a fabricarlas, y otros acaban necesitando enviarlas a este tipo de lugares para poder tenerlas y que los precios no se vayan demasiado. Es muy difícil competir con estos grandes monstruos que a base de explotar a gente en otros países en desarrollo, consiguen dejar precios tirados y aún así, enriquecerse a más no poder.¿Os parece esto justo? Esto afecta incluso a diseñadores independientes que ven de alguna manera (algunas veces) plagiados sus trabajos. La verdad es que se crea un entramado muy complejo, y yo no quiero ser partícipe. Me destroza ver las etiquetas made in Bangladesh, China, Turquía… y me viene bien mirarlas antes de comprar para recordar cómo son las cosas de momento.
No quiero que consigan meterme en la cabeza que es necesario ir a la moda, tener muchas cosas de cada. No quiero hacer de «ir de tiendas» una afición. Ni quiero comprar ropa por 10 euros para tener que comprarla de nuevo en poco tiempo.
Así que éstas son mis opciones favoritas para vestirme, partiendo de la dificultad que supone, sobre todo para aquellas personas que les mola lo de ir a la moda. Estoy en el camino de hacerlo un poco mejor 😉
– Mi opción favorita absolutamente: segunda mano y similares.
Y no hablo de vestir vintage o hipster, hablo de vestir como uno/a quiera, dentro de su estilo. En algunas ciudades se lleva más que en otras lo de las tiendas de segunda mano. A mí me cuesta encontrarlas en Coruña, o al menos del estilo que quiero.
Lo positivo de la segunda mano, es que así no entras en el sistema de tener que producir más aún de lo que ya está hecho (la cantidad de ropa existente, y la que está en camino, tiende al infinito), con todos los recursos, malas prácticas, transportes y demás, que supone. Éste es el argumento que a mí me ha convencido y que últimamente me impide moralmente comprar de otras formas.
Heredar ropa de familiares y conocidos.
Participar en dinámicas de trueque o de tiendas gratis (donde llevas lo que no quieres, y te llevas lo que otros han llevado y te gusta). Hasta puedes probar a organizar una entre tu gente, me encanta. En Coruña ahora se hace por ejemplo en el Centro Social La Comuna un «armario comunal» de ropa y otros productos para intercambiarlos o llevártelos gratis.
3. Plataformas de compra-venta de ropa y complementos de segunda mano. Sin ánimo de hacer publicidad, mencionaré alguna:
La que más conozco y uso: Chicfy Aquí puedes vender tu ropa que ya no usas o comprarla. Lo bueno que tiene es que se divide en categorías: ropa usada, en perfectas condiciones, nueva sin etiqueta, y nueva con etiqueta. Te puedes encontrar los típicos zapatos usados sólo para una boda, una chaqueta de la que alguien se encaprichó y que ahora no le convence, un pantalón que compras y se te pasa el plazo para devolverlo, ropa que usa gente de la moda sólo para promociones y sesiones de fotos,… o ropa usada sin más.
Wallapop aún pendiente de usar. Conozco a gente que ha comprado y vendido con esta aplicación y tiene el punto bueno de que puedes elegir comprar a alguien que está a pocos kilómetros y acercarte a probarte lo que sea. Además vende de todo, bicis, puertas, pesas, ropa, juguetes, etc
4. Hay gente apañada que transforma y maquea su ropa, customizar, que se llama. Esta opción está genial, pero hay que saber o conocer sitios donde lo hagan. Incluso están los que hacen complementos reutilizando productos como cápsulas de café. Podéis dar seguro mil ejemplos.
Si no les conocéis, os animo a que lo hagáis: AERESS, la asociación española recuperadora de economía social y solidaria: «Se constituye como una plataforma, a nivel estatal, de entidades solidarias (asociaciones, fundaciones, cooperativas y empresas de inserción) que se dedican a la reducción, reutilización y reciclaje de residuos, con un objetivo de transformación social y de promoción de la inserción sociolaboral de personas en situación o en riesgo de exclusión social». Tienen campañas e iniciativas muy interesantes, como uno de los carteles «Mejor que tirarlo.. que cambie de mano!».
– Comercio local: ahí queda la incógnita. Pero es favorable.
– Opciones positivas: comercio justo y alternativas de economía social.
Lo fabricado en base a principios de comercio justo y producción ecológica, que promueven relaciones justas entre productores, consumidores y medio ambiente. Claro, es más caro, justamente porque se da una relación justa y se valora el trabajo de productores, se valora el origen de las materias primas, y el modo de manufacturarlo. Algunos ejemplos:
Ropa y complementos (hace tiempo que no me pongo al día, la verdad, seguro que a día de hoy hay mucha más marca española):
Ir a Urgencias nunca es plato de buen gusto, y más últimamente, que entre recortes e intentos de chapa y pintura (como ha sido el caso de Urgencias del CHUAC de A Coruña, donde han inaugurado una nueva planta, más grande, más nueva y con más cosas, peeero con el mismo personal), los hospitales están totalmente saturados, y no lo digo yo, lo dice también la Defensora del Pueblo en este artículo de El Diario, y cualquier persona que haya tenido que ir por allí.
Quizás una pequeña parte se podría evitar por esas prisas que a veces tenemos por que nos atiendan ya y ahora y nos hagan las pruebas necesarias ya y ahora en vez de dentro de 2 meses. Y quizás esto a su vez se podría evitar de nuevo sin esos recortes, los recortes. Me coincidió pasar por urgencias un 31 de diciembre de noche, y aparentemente estaba vacío al menos de familiares. Pero ése ya es otro tema.
El primer contacto serio y profundo con los servicios de salud gallega, aunque traumático, merece opiniones muy positivas y una clarísima admiración por lo que en su día le dio esa buena fama a la Sanidad Pública. 8 meses de estancia entre UCI y Medulares entrando por supuesto a través de las mismas urgencias de las que voy a hablar. Pero son casos diferentes. La gravedad más grave y más urgente, la de vida o muerte, funciona de manera excelente.
Como dice el informe de la Defensora del Pueblo que podéis ver aquí, la saturación de urgencias apunta a causas como «la falta de camas libres en el centro sanitario» y de plantilla médica que trata de cubrirse mediante los médicos internos residentes, los MIR.
Mi madre tiene 65 años y una paraplejía nivel D4-D5 desde hace 3, que hace que no pueda mover ni sentir nada de pecho para abajo. Tiene sonda urinaria permanente y encima este nivel de lesión medular hace que tenga cada dos por tres neumonías (seguramente tenga la «potencia respiratoria» de un bebé), y numerosas infecciones de orina. Cada vez que toca ingresar por urgencias, que son muchas al año, alrededor de 5 veces, hay que prepararse para el infierno que toca.
«Afortunadamente» y siendo positivos, ella suele entrar en un estado infeccioso grave que hace que normalmente se encuentre muy dormida, y según creo, tenga prioridad por esta razón, así que exceptuando los momentos en los que despierta, no lo pasa conscientemente muy mal. Hay otras personas que están a lo largo de todo el tiempo de espera sufriendo y llevando terriblemente mal esas horas. Sin embargo, cuando acompaño a mi madre, que suele ser por la tarde y/o en fin de semana, ya voy mentalizada de que tocarán entre 6 y 9 horas de tensión. Entras con la ambulancia, das la información a los profesionales que te reciben, y cuando llegan celadores a pasarla de la camilla de ambulancia a la camilla de hospital tengo que hacer un recordatorio, aparentemente por precaución, de que mi madre tiene paraplejía, «no tiene movilidad de pecho para abajo». Me miran y por si acaso, preguntan «¿no puede aguantarse de pie? ¿tampoco puede apoyar las piernas?»… No, de verdad que no puede, «paraplejía», lo prometo, o «paralítica», si así lo entendemos mejor. Dice también el informe que «las minorías salen mal paradas en un servicio tan masivo y de uso exhaustivo como las urgencias. Las personas con diversidad funcional encuentran trabas para ser tratados». No tengo datos reales, pero según me dicen en las propias urgencias, deben ser muy pocos celadores para tantísima gente.
Por suerte, esta vez te acuerdas de llevar su enorme bolsa de medicinas, y te dicen con cara de alivio que menos mal, porque no cuentan en urgencias con parte de su medicación, y ya en otra ocasión se le produjo un síndrome de abstinencia por estar varios días sin algunos fármacos que generan mucha adicción química. Porque por supuesto, partimos «según un documento del Ministerio de Sanidad sobre estándares y recomendaciones en las urgencias establece que el 90% de los ingresados deben estar dados de alta o trasladados a planta en cuatro horas y, en todo caso, nunca permanecer más de 12 horas en el servicio». Ja.
Foto de El Faro de Vigo
Y entonces ya me dicen que la van a mirar y que espere fuera. Así es como empieza a pasar el tiempo. Cada varias horas te dan algo de información, cada varias horas te piden que la acompañes junto con un celador a hacerse una prueba. Ves que hay muchísimos pacientes más y no hay una proporción adecuada de personal para atenderles. Para nada. Y encima, y aunque me jode tener esa sensación, porque yo he tenido 24 años y he querido que me diesen oportunidades para trabajar, te encuentras que en la mayoría de los casos, teniendo yo ahora mismo 31 años, soy mucho mayor que l@s médicos que en fin de semana están atendiendo la complejidad de pluripatología de mi madre. La Defensora del Pueblo ha constatado, en general, carencias en la dotación de plantillas. En especial en la precarización de contratos y el exceso de médicos en formación, «entre un 30-40% del personal», calculan «que estarían supliendo en muchos momentos la insuficiencia de profesionales». Además, «la cobertura presencial del servicio durante las tardes-noches y los fines de semana recae mayoritariamente en los médicos residentes». Y eso asusta, por mucho que parta de que considero a estas personas muy buenas en su trabajo, pero también sé que la experiencia es la madre de las ciencias. Al final siempre resuelven de primeras la situación, pero esa tensión y la falta de personal, acaba siendo una parte más de la urgencia.
Cuando veo que ya han pasado más de 4 otras por allí, y ya poniendo un tiempo suficiente para tener en cuenta la sobrecarga de trabajo, tengo que meterme por los pasillos y si aún no la han llevado a la sala de camas de urgencias, encontrar a alguien, sin saber muy bien a quién, para avisar de que por favor le tienen que hacer cambio postural a mi madre para que encima no le salgan úlceras. En una ocasión, una doctora me dijo que era la primera interesada en que esto se hiciese bien, pero que no me lo podía garantizar porque eso era un caos. En otra ocasión, unos celadores me dijeron que eso no se hacía allí. Y el resto de ocasiones, te garantizan que lo hacen, pero claro, el personal es el que es, y lo hacen cuando llegan a esa camilla.
Más tensión todavía.
Y cuando pasan las 8 horas de espera, ya te dicen que te vayas a casa, que se va a quedar ingresada. Y pasan entonces, normalmente, un mínimo de 2 días en esa sala de urgencias de camas, donde se agolpan muchas camas en el mismo espacio, y siempre con la misma cantidad de trabajadores, hasta que queda hueco en alguna planta apropiada para ella.
Y así es como acaba pasando el tiempo en Urgencias, muchas veces aguantando el estrés del personal que intenta sobrellevar el colapso, gestionando el mío propio, y evitando pensar que este infierno será cada vez más frecuente y más complejo.
Lo de mi madre no tiene mucha solución, es un caso complicado más, y al fin y al cabo, todos sabemos que cuando ya empiezas a parecer mayor, te acabas convirtiendo para parte de los sanitarios y para parte de la sanidad, en una masa homogénea y con los mismos problemas. Pero esta situación tan grave de la Sanidad Pública y de las Urgencias como parte de ella, y que tantos problemas conlleva, podría mejorar haciendo exactamente lo opuesto a lo que continúan haciendo dirigentes a los que desearía sólo por unas horas, que viviesen en sus carnes una situación de éstas que muchos podemos contar. Y volver a contar.
Llevo toda mi vida sintiendo una llamada dentro de mí, según días, épocas o momentos, que me pide ir al campo a rodearme de árboles, o de llanuras, de ríos, o del tipo de natura que hubiese cerca. Siempre me pareció curativo, y con un poder altamente especial y energético. Además de la diversión que supone, claro.
Hace poco encontré este artículo que publicó SEO/Birdlife, y por fin veo que hay causas y que como ya pensaba, la naturaleza es efectivamente todopoderosa.
Y encima, medicinales. Acaban de comprobar científicamente que los bosques maduros son curativos para personas con fibromialgia: http://blogs.20minutos.es/cronicaverde/2014/11/28/confirmado-el-valor-terapeutico-de-los-bosques-maduros
¿Por qué sorprendernos, si es de donde venimos?
“El vuelo de los pájaros te sienta bien”, reportaje de SINC
En España, mucha gente no se ha parado nunca a observar el paso de las aves y rara vez disfruta de un paseo por el campo. La biofilia, la pasión por todo lo que tiene vida y el contacto directo con la naturaleza, se está abandonando poco a poco. Lo que muchos desconocen son los beneficios que aporta a la salud.
Dicen quienes saben de historia del cine que la actriz Tippi Hedren casi pierde los nervios durante el rodaje de la película Los pájaros. Alfred Hitchcock consiguió que su rostro expresara el máximo terror al exponerla a escenas sin previo aviso con aves exaltadas.
El genio del celuloide retrató como nadie la relación del hombre y las aves en este filme. La suya era una visión terrorífica. Desde los créditos —que desaparecen de la pantalla como si una bandada de cuervos se los llevase por delante— esta obra de culto ahonda en varias de sus tantas obsesiones.
En este caso concreto, parten de un ataque real ocurrido en la Bahía de Monterrey (California, EE UU), en 1951, debido a la intoxicación de las aves con ácido domoico.
Verídico también es que, sin pánico pero sin pausa, la sociedad actual está abandonando el contacto directo con las aves y la naturaleza, una conexión que lejos de ser dañina, es necesaria, y ayuda, entre otras cosas, a no ‘perder la cabeza’.
“Hay médicos en Suecia y Noruega que están recomendando a personas mayores con riesgo de enfermedades de deterioro neurológico, como párkinson o alzhéimer, estancias de 15 días en entornos naturales. Sobre todo, porque se retrasan los síntomas”, explica a Sinc José Antonio Corraliza, catedrático de psicología ambiental en la Universidad Autónoma de Madrid, que ha participado en el encuentro bienal más importante para los estudiosos de las aves en España, el Congreso Español de Ornitología de SEO/BirdLife.
En realidad, no es que los pacientes mejoren, pero los neurogeriatras han identificado que en los estadios previos de este tipo de enfermedades hay síntomas depresivos y de irritabilidad que se amortiguan al estar en contacto con la naturaleza.
La hipótesis de la biofilia del entomólogo y biólogo estadounidense Edward O. Wilson señala que, aunque vivamos en las ciudades, nuestro sistema nervioso aún echa de menos el tipo de estimulación psicofísica de los entornos naturales.
“Se ha demostrado que tenemos una predilección por los paisajes con vegetación y con agua, prácticamente en todas las culturas. Esto quiere decir que al haber sido cruciales para la supervivencia de la especie, nos queda el regusto estético por este tipo de elementos”, asegura Corraliza.
Este rasgo filogenético, propio de la especie, se traduce en el hecho de que nuestro sistema nervioso mantiene una conexión emocional normalmente intensa con la naturaleza que facilita el desempeño y funcionamiento psicológico.
Esto explicaría las estampidas de los fines de semana, “aunque la gente culturalmente no sepa qué hacer –añade Corraliza– y cuando sale al campo replica su cuarto de estar a 10 metros del coche”.
Niños enjaulados en casa
Aislarse en casa, cobijarse en la ciudad y conocer animales salvajes solo por los documentales de La 2 es más habitual de lo que debería. Los científicos se refieren a esta carencia de contacto con la naturaleza como ‘trastorno por déficit natural’. No se trata de un síndrome, pero sí lleva patologías asociadas como la hiperactividad, el sobrepeso, las enfermedades neumónicas y respiratorias, y el déficit de vitamina D.
Los investigadores han empezado a acuñar este término sobre todo en poblaciones infantiles, puesto que las generaciones de niños actuales –sobre todo en países desarrollados– viven muy al margen de la naturaleza, en entornos muy cerrados.
Desde la Fundación Roger Torné se están organizando visitas de contacto con la naturaleza en familias desfavorecidas precisamente para que los niños y niñas se beneficien del aire libre, como el programa Respiro, y que, a partir de este descubrimiento, forme parte de sus vidas.
“En nuestros programas el 90% de los niños aumenta su capacidad respiratoria. Se resfrían menos y los que padecen asma sufren menos crisis. En bastantes casos, además, hemos visto mejoras en su concentración”, apunta a Sinc Soledad Román, directora de esta Fundación.
Hace años que la psicología ambiental ha demostrado el efecto restaurador de la naturaleza sobre la fatiga causada por un exceso de atención concentrada
Asimismo, un estudio publicado este año en el Journal of Environmental Psychology –del que Corraliza es coautor– también ha evaluado cómo los campamentos de verano que se desarrollan en entornos naturales o naturalizados mejoran las actitudes ambientales de los niños.
“De los tipos de campamentos que analizamos, en aquellos que se realizaban en lugares con contacto de la naturaleza, los jóvenes asumían más compromisos proambientales y cambiaban más sus actitudes hacia estos temas. Esto demuestra que no solo la naturaleza tiene efectos en el bienestar, sino que también hace que seamos mejores”, subraya el científico.
Heike Freire, pedagoga, escritora y especialista en innovación educativa lo resalta: “Dependemos de la tierra para vivir. La educación ambiental debe basarse, antes que en conocimientos intelectuales, en el contacto directo con la naturaleza. Se cuida de aquello que se quiere y se ama aquello que se conoce, no de oídas o por relatos o imágenes”.
La atención difusa, nuestro estado natural
Hace años que la psicología ambiental ha demostrado el efecto restaurador de la naturaleza sobre la fatiga causada por un exceso de atención concentrada.
“Basta dar un paseo durante unos 20 minutos por un espacio verde, o incluso contemplar vegetación desde una ventana para mejorar nuestra capacidad de realizar tareas intelectuales”, dice Freire.
Esto sucede porque la naturaleza nos permite descansar el foco volviendo a una atención más abierta: la atención difusa, que no está focalizada en un punto y que es el estado natural del ser humano.
“Se cuida de aquello que se quiere y se ama aquello que se conoce”, dice Heike Freire
“También permite –asevera la pedagoga– una regulación energética y emocional, nos ayuda a enfrentar con más recursos conflictos y situaciones traumáticas, y libera el movimiento, afina la sensibilidad y favorece la expresión de los sentimientos. La naturaleza es una medicina barata, fácil de administrar y sin efectos secundarios”.
Por contra, el sedentarismo es la lacra de nuestra cultura. Nunca antes en su historia el ser humano había pasado tanto tiempo sentado y quieto. Este estilo de vida es responsable de muchas de las enfermedades de adultos y niños. La falta de movimiento resulta catastrófica para su desarrollo sensorial, motor, emocional, social e intelectual.
“El cambio a la vida sedentaria con disminución del ejercicio y el menor contacto con la naturaleza está incrementando los trastornos respiratorios, la obesidad y los trastornos metabólicos asociados a ella”, enfatiza Manuel Praena, profesor asociado de pediatría del Departamento de Farmacología, Pediatría y Radiología en la Universidad de Sevilla.
Si se analizan los relatos de los paseos que hacían los escritores de la generación del 98, como Machado, Delibes o Azorín, uno se da cuenta de que su descripción era inspiradora.
“Ellos lo contaban en plan poético, pero en realidad, lo que hay es un óptimo nivel de funcionamiento psicológico. Una experiencia que los psicólogos llamamos de atención involuntaria”, concluye Corraliza. Es decir, cuando vas dando un paseo, te fijas en el vuelo de un pájaro o en el correr del agua, no te conviertes en poeta, pero liberas el funcionamiento cognitivo.